Componentes clave en sistemas de calefacción y refrigeración, diseñados para almacenar energía térmica y mejorar la eficiencia operativa del sistema. Estos depósitos actúan como un «amortiguador» térmico, absorbiendo el exceso de calor o frío generado durante los períodos de baja demanda y liberándolo cuando la demanda aumenta.
En sistemas de calefacción, los depósitos de inercia permiten almacenar el calor generado por calderas, bombas de calor o paneles solares térmicos, asegurando un suministro constante y eficiente de agua caliente incluso durante los picos de demanda. En sistemas de refrigeración, funcionan de manera similar, almacenando el frío para estabilizar la temperatura y reducir el trabajo de los equipos de enfriamiento durante los períodos de alta demanda.
Fabricados en materiales resistentes y aislantes, estos depósitos minimizan las pérdidas de energía y mejoran la eficiencia global del sistema. Además, ayudan a prolongar la vida útil de los equipos de generación de calor y frío al reducir el número de ciclos de encendido y apagado.